Historia de los nombres Dantayaco y Fin del mundo

En la vereda de San José del pepino, vía Mocoa –Villagarzón, se encuentra uno de los sitios más visitados del municipio de Mocoa. Fin del mundo, por su gran belleza atrae muchos turistas.

Entre sus primeros habitantes, indígenas Ingas , se encontraba el señor Gabriel Buesaquillo y su esposa Hubaldina,  El  señor  Aquilino  Daza,  Delfina Buesaquillo,  Juvenal  Jamioy,  José  Jamioy y  otras  familias.  Se dedicaban a la minería artesanal, la pesca y la caza. Cuando se dirigían al río Caquetá e Indiyaco, veían a la Danta (Tapirus terrestres) defecando en el agua. Por esa razón le dieron al rió donde se encuentra la cascada fin del mundo el nombre Dantayaco. En lengua indígena “danta” significa  animal  salvaje  y  “yaco”  significa agua.  En esta  época también  se veían  otros  animales como el venado, cerrillo, zaino, boruga, guara, tigre, oso, mico volador, mico maicero, etc.

Hoy conocemos este lugar como Fin del mundo. Al principio no se exploraba mucho ni se daba a conocer debido a la situación  de  orden público y  a su difícil acceso.  Para sus  primeros  visitantes fue muy difícil ingresar porque no había camino puentes, ni escaleras. Llegar allí era un proceso de

3 horas en el que algunos se perdían, se enredaban entre la maleza o se quedaban a mitad de

camino cansados. Los primeros exploradores que lograron llegar fueron los hermanos Huaca Rosemberg y René Jesús, Jhovany y Jesús Cabrera y Victor Hugo Daza en el año 1996. Su primer ingreso fue descolgándose por árboles piedras y bejucos, hasta salir al puente de roca y al fin del mundo. Esta cascada desde donde se puede observar la ciudad de Mocoa, tiene 70 metros de altura y es la más alta del recorrido. El  nombre  fin  del  Mundo  fue  basado  en  la  película  “los  dioses  deben  estar  locos”.  Un  día  la cascada estaba nublada y se parecía al abismo que en la película se llamaba fin del mundo y donde el nativo tiró la botella que había recibido de “los dioses”. Desde allí todos los que venían decían “vamos para el Fin del mundo” y el nombre quedó.

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